El elenco conducido por Lionel Scaloni cayó 2 a 1 en la primera fecha del Grupo C. Lo ganaba y se lo dieron vuelta en el complemento. Perdió un invicto de 36 partidos.
Argentina sufrió este martes una sorpresiva derrota 2 a 1 ante Arabia Saudita su primer partido en el Mundial de Qatar, al que arribó como uno de los favoritos por su condición de campeón de América.
El estadio de Lusail, sede de la final del próximo 18 de diciembre, recibió a 80.000 espectadores para el estreno del equipo capitaneado por Lionel Messi en el Grupo C, con el arbitraje del esloveno Slavko Vincic.
La selección nacional empezó ganando con un tanto de Lionel Messi, de penal, a los 9 minutos. Ya en el complemento, Al-Shehri igualó a los 3 minutos. Poco después, a los 8, Al Dawsari marcó el segundo con un golazo desde afuera del área.
La derrota es un golpe durísimo para la “Scaloneta” en su primer partido en la competencia, que no estaba en los planes de nadie. Deja en el camino un invicto de 36 cotejos.
Por la segunda fecha del Grupo C, Argentina jugará este sábado, desde las 16, ante México.
Argentina sufrió este martes una sorpresiva derrota 2 a 1 ante Arabia Saudita su primer partido en el Mundial de Qatar, al que arribó como uno de los favoritos por su condición de campeón de América.
El estadio de Lusail, sede de la final del próximo 18 de diciembre, recibió a 80.000 espectadores para el estreno del equipo capitaneado por Lionel Messi en el Grupo C, con el arbitraje del esloveno Slavko Vincic.
La selección nacional empezó ganando con un tanto de Lionel Messi, de penal, a los 9 minutos. Ya en el complemento, Al-Shehri igualó a los 3 minutos. Poco después, a los 8, Al Dawsari marcó el segundo con un golazo desde afuera del área.
La derrota es un golpe durísimo para la “Scaloneta” en su primer partido en la competencia, que no estaba en los planes de nadie. Deja en el camino un invicto de 36 cotejos.
Por la segunda fecha del Grupo C, Argentina jugará este sábado, desde las 16, ante México.
EL COMENTARIO
El aura ganadora de los 36 partidos invicto quedó destrozada por una derrota destructiva, demoledora e inesperada. La Argentina candidata quedó chiquita. Muy. Demasiado. Y perdió 2-1 ante Arabia Saudita, un equipo que jugó el partido de su historia y metió un triunfo que quedará en la historia de los mundiales. Lo que pasó en el estadio Lusail, por la primera fecha del Grupo C fue y es la noticia de la Copa del Mundo en Qatar: “Perdió Argentina”. Y la foto es Lionel Messi con la cara larga. Y la foto es Lionel Scaloni protestando fallos. Y la foto es la hincha y el hincha argentino agarrándose la cabeza en la tribuna. Perdió Argentina. Sorpresa Mundial.
Lo que pasó en el partido
Antes del arranque del partido, la rutina de Messi. La que arrancó en la Copa América 2019 y no paró más: el capitán saluda a uno por uno de sus compañeros. Un beso, un abrazo, alguna que otra palabra. Y a jugar. Argentina con su 4-3-3 o un 4-2-3-1. Arabia, con un 4-1-4-1.
Y el arranque fue intenso…
Al minuto, el arquero Mohammed Al Owais le tapó un zurdazo a Messi, que pescó un rebote en el borde del área y de frente al arco.
Los protagonistas de esa jugada se volverían a encontrar en circunstancias más favorables para el rosarino.
Porque un agarrón dentro del área a Leandro Paredes terminó en penal para Argentina gracias a la intervención del VAR. Iban 9 minutos y Messi definió suave a un palo.
Después del gol, Arabia soltó hombres y se animó. Se agrandó con algunos rebotes favorables y molestó a Argentina, que no encontró pases claros en esos compases en los que Paredes y De Paul se prestaban la pelota. Se jugó mucho en campo argentino. Y Argentina se replegó para propiciar algún pase filtrado que lo deje cara a cara con el gol.
Pasó: “Papu” Gómez habilitó a Messi, que se fue solo y definió. Pero estaba un “pelito” adelantado. Pero ese pase filtrado llegaría a los 27.
Un rato luego, otra vez “Papu” Gómez haciendo la pausa y haciendo el toque justo para que Lautaro Martínez pique al vacío y resuelva de manera genial, picándola por encima del arquero.
Pero… el pero es que el VAR lo anuló por posición adelantada (por un brazo de Lautaro). Arabia estaba jugando al límite con esos adelantamientos.
A los 34, la misma escena: posición adelantada de Lautaro en otro gol que no fue (otra gran definición del delantero).
Y así se fue apagando ese primer tiempo, jugándose en poco campo, con Argentina esperando ese pase que le dé el 2-0, con Arabia anhelando que algún futbolista vestido de celeste y blanco pierda una pelota para desplegar un contragolpe.
Y, como en el primer tiempo, el partido arrancó al palo en el complemento. Arabia hizo la de Argentina: pase largo desde el medio para un delantero: Saleh Al-Shehri encendió turbinas y le sacó un poco de ventaja a “Cuti” Romero y definió fantástico de zurda y cruzado para que “Dibu” Martínez ni llegue. Iban tres minutos.
Y todo derivó en pesadilla. A los 7, el 10 de Arabia, Salem Al Dawsari, se inspiró con una gambeta de ensueño y un remate de fábula para clavarla en un ángulo y poner el 2-1. Golazón. El estadio se vino abajo. Lo que gritaron los hinchas árabes fue impresionante. Y el partido se armó. Y se armó de una manera que Lionel Scaloni jamás imaginó ni planeó.
Y entonces metió tremendo puñetazo en la mesa: tres cambios. Enzo Fernández por Leandro Paredes, Lisandro Martínez por “Cuti” Romero y Julián Álvarez por Gómez.
Argentina se soltó y llegó. Desordenado, pero intenso. A Nicolás Tagliafico se la sacaron en la línea.
Después ingresó Marcos Acuña. Y, así, Argentina quedó con tres atrás y lanzado. Aunque Arabia, cómodo en el escenario del partido, dejó pocos espacios. Messi quedó tapado. Sin un lugar para quedar con dominio y poder pensar. Quedó sofocado Messi. Y el equipo.
Esa falta de lucidez se notó en el tiro libre que ejecutó Messi a 10 minutos del final. Extrañamente, “Leo” le pegó muy mal. Messi no se encontró con Di María. De Paul quedó en el golpe por golpe para recuperar la pelota. Y Arabia no se equivocó en nada. Y cuando perdió una marca, como cuando Messi cabeceó a los 38, el arquero la hizo fácil Al Owais.
Cada jugada dividida que ganó Arabia era un estruendo de su hinchada. Como si fuera un gol. Sin exagerar. Cada jugada ganada era un triunfo y un derrumbe emocional para el equipo argentino, que quedó chiquito. Inesperadamente deshilachado.
Ese Messi reflejo del equipo fue el de la última jugada, con el arquero desparramado en el área y “Leo” intentando encontrar un resquicio para apuntar al arco. No hubo forma. Siempre hubo más de Arabia que de Argentina. Fin de la historia del invicto de Argentina. Inicio de un escenario de necesidad y urgencia que ni Messi ni Scaloni imaginaban tener tan temprano en Qatar.
Fuente: La Voz