La industria farmacéutica argentina alcanzó cifras históricas en el tercer trimestre de 2024, con una facturación total de $2.169.363,1 millones, lo que representa un incremento del 275,2% respecto al mismo período de 2023, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Este crecimiento estuvo impulsado tanto por la producción nacional, que subió un 259,4%, como por la reventa local de importados, que escaló un 314,7%.
Entre los medicamentos más facturados se encuentran los antineoplásicos e inmunomoduladores, que generaron $445.294,6 millones (20,5% del total), seguidos por los productos para el aparato digestivo y metabolismo ($331.791,3 millones), el aparato cardiovascular ($273.554,2 millones) y el sistema nervioso ($237.139,8 millones).
Sin embargo, el crecimiento de la facturación fue acompañado por aumentos desmedidos en los precios de los medicamentos, que, según estudios públicos y privados, subieron entre 200 y 500 puntos por encima de la inflación general. Esto ha generado una situación crítica, ya que los ingresos de la mayoría de la población no han crecido al mismo ritmo, dificultando el acceso a tratamientos esenciales.
La explosiva rentabilidad de la industria farmacéutica plantea serios interrogantes sobre la regulación de precios y el impacto en la equidad sanitaria. En este contexto, se renuevan los reclamos para reforzar políticas públicas que aseguren el acceso a medicamentos esenciales y protejan el derecho a la salud.