
El poder en Casa Rosada funciona en tándem: Mauricio Macri es el presidente de la Nación y Marcos Peña su jefe de Gabinete. Son Uno y Dos. Macri escucha y decide. Peña ejecuta y carga la Bolilla Negra. El Presidente y su sombra. Y viceversa.
Este esquema de poder cerrado, críptico y a prueba de crisis económicas, políticas y electorales, consintió una diagonal que protagoniza Hernán Lacunza, el primer ministro de Hacienda de la administración Macri que es respetado por la oposición y puede enfrentar la ley de gravedad de Cambiemos que controla Peña desde su luminoso despacho en Balcarce 50.
Alfonso Prat Gay es políglota, conoce el poder financiero y carga con un ego personal que se enredó con el estilo despojado de Peña. Prat Gay duró un suspiró y el Jefe de Gabinete hizo una apuesta política por Nicolás Dujovne, un asesor financiero que hablaba bien frente a las cámaras de televisión.
Dujovne siempre sostuvo las decisiones políticas de Peña, y esa función le permitió sobrevivir en la cartera de Hacienda cuando Macri evaluó convocar a Carlos Melconian y a Prat Gay al gabinete nacional. El ministro que toca la flauta traversa sobrevivió y fue clave para lograr los dos acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
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