
Durante el período 2016-2019, el PBI per cápita totalizará una caída histórica de 8,4%. Eso si se cumple la proyección optimista de variación del producto de 2,6% negativo para el 2019, tal como la proyectaron las consultoras y bancos de la city en el último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), realizado por el BCRA.
La baja del PBI per cápita terminará siendo peor que la del período del ex presidente Fernando De la Rúa, que registró una contracción acumulada de 7,2%.
Si en cambio se cumple la estimación del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala (ITE-FGA), que proyecta una caída de 3% para el 2019, el desplome del PBI per cápita será de 8,8%. La cuestión empeora si se estima el derrotero del PBI per cápita en dólares, que refleja una contracción aún mayor, como efecto de las devaluaciones.
En ese caso, tal como destacó el economista Mariano Kestelboim, la contracción llega a un número que impresiona: "El PBI per cápita en dólares va a caer en torno al 33% durante el mandato Cambiemos y se trata de la tercer peor baja del último medio siglo.
Yo estimo una contracción del PBI en pesos de 3,6% para 2019 y soy conservador en eso. También, teniendo en cuenta un dólar que cierre el año en $68, estimo un promedio anual para la divisa de $49,40, además de una inflación promedio de 55%. Esos son los supuestos, conservadores, con los que realizo el cálculo. Sólo en 2002 y en el 89 se vieron caídas peores".
Kestelboim agregó: "Este fue un modelo económico que se concentró en el negocio financiero, en detrimento de la actividad productiva. Entonces los estímulos para invertir en producción disminuyeron. Se volcó todo a lo financiero y por ende la riqueza generada por la producción fue menor. Cuatro años de eso termina en esta catástrofe".
En ese sentido, se destaca que el dato de la fuga de dólares de las empresas, que totalizó U$S11.500 millones entre 2016-2019 (ver página 3). Las empresas buscaron defenderse de la devaluación y hacer negocio con la compra de dólares en lugar de invertir. "Se apostó a la valoración financiera y no al desarrollo productivo", sentenció Kestelboim. BAE
