El domingo homenajeó a Maradona

Diego cumpliría mañana, 60 años y un mes de vida, pero se fue cinco días antes, dejando un vacío en el fútbol en general, y en los argentinos en particular, que heredaron su apellido cada vez que fueron reconocidos como tales en cualquier lugar, hasta los más recónditos del mundo.

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El domingo, día del fútbol por excelencia, homenajeó en su esencia más tangible y también abstracta a Diego Armando Maradona, con el destino escribiendo guiones de película como el gol de su nominado sucesor en la Tierra, Lionel Messi, o el capitán de "su" Nápoli, Lorenzo Insigne, haciendo lo propio en Italia.

Hubo algo especial hoy, tanto que hasta pareció sobrenatural, porque no parecieron casualidades todas las dedicatorias preparadas pero no programadas, que le brindaron a Maradona en distintos lugares del planeta, como si la "Mano de Dios" las condujera desde algún lugar para que sucedieran cuando tenían que suceder, en el momento y lugar apropiados, pero sin que nadie lo autorizara sino él.

Es la única explicación posible para entender que, por ejemplo, habrá sido Diego, desde arriba, como el Dios del fútbol que es, quien hizo que en la mañana argentina Messi tuviera la fe suficiente como para confiar en que iba a marcar un golazo con sello maradoniano, y por eso, sin contárselo a nadie, se puso debajo de la camiseta azulgrana de Barcelona la rojinegra de Newell's.

Porque se hizo desear ese tanto de "Lío", que llegó recién cuando faltaba poco más de un cuarto de hora para finalizar el encuentro y fue el cuarto y último de la goleada por 4 a 0 sobre Osasuna. Que hubiese pasado si Messi no lograba convertir en esos 90 minutos es un misterio, algo que con su aura propio y la "bendición" de Diego, seguramente se lo permitió Dios.

Eso provocó inmediatamente que la mitad de Rosario estallara de emoción y se sumara al homenaje con los hinchas lanzados a las calles desde el centro de la ciudad hasta el humilde barrio La Tablada donde se crió "Lío".