La trama golpista, que involucraba a militares y policías, buscaba atentar contra el presidente brasileño, el vicepresidente Gerardo Alckmin y el juez Alexandre de Moraes. El plan fue hallado en dispositivos de un exedecán de Jair Bolsonaro.
La Policía Federal de Brasil reveló la existencia de un plan para asesinar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, al vicepresidente Gerardo Alckmin y al juez del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes.
La operación, denominada "Puñal verde y amarillo", fue diseñada en 2022 por militares del Ejército y policías federales, y sería ejecutada poco antes del traspaso de mando presidencial.
El plan contemplaba métodos como envenenamiento y fusilamiento, con análisis detallados sobre condiciones de ejecución. Según las autoridades, el documento fue impreso en el Palacio Planalto, sede del gobierno, y discutido en la casa del general Braga Netto, entonces candidato a la vicepresidencia por el Partido Liberal.
Entre los detenidos figuran altos mandos militares y un policía federal que trabajaba como seguridad durante la transición presidencial.
Además del magnicidio, la estrategia golpista incluía ataques simultáneos a opositores, instituciones democráticas y el sistema electoral brasileño, junto con operaciones de desinformación y desvío de recursos públicos.
El "gabinete de crisis" previsto por los golpistas planeaba instaurar un régimen encabezado por generales afines a Jair Bolsonaro.
La investigación, iniciada tras el intento de golpe de Estado a comienzos de 2023, sigue avanzando y compromete aún más al expresidente Bolsonaro, señalado por incentivar la operación.
