Lo físico y lo psicológico Puerperio: ¿qué es el desgaste postnatal?

Se trata de una suma de síntomas que atraviesa la madre después de dar a luz. Cómo presionan
la familia, los empleadores y la sociedad en general para una instantánea e imposible recuperación
de la mujer.

Artículo redactado por
Ps. Sc. Noemi Escalada, Terapias Sexuales

La presión y la falta de ayuda, elementos sustanciales

La maternidad es un proceso dinámico, diferente de época en época y de cultura en cultura. Sin embargo, algo que tiene en común entre muchas mujeres de Occidente es la exigencia que recae en ellas casi inmediatamente después del parto, la soledad con que deben afrontar todas las responsabilidades y la mirada crítica que se posa sobre ellas respecto a la crianza del bebé. Esto no quiere decir que ningún padre se comporte como un par a la hora de los cuidados del niño: con su voluntad, claramente no alcanza. Las licencias por paternidad en Argentina, por ejemplo, son de apenas dos días, excepto en Capital, donde el año pasado se extendió a quince.

Un punto importante, y que no invalida la felicidad que el niño trae a la familia, tiene que ver con lo que el doctor Oscar Serrallach denomina “el desgaste postnatal”. “Se trata de una suma de síntomas que afectan a todas las facetas de la vida de una madre después de dar a luz. Estos síntomas tienen su origen en causas fisiológicas, cambios hormonales y la interrupción del círculo circadiano del sueño, sumado a otros componentes psicológicos, mentales y emocionales”.

El especialista hace hincapié en las prácticas, rituales y la conciencia de los cuidados que requiere una madre para recuperarse, todas cuestiones que se fueron perdiendo en la cultura occidental. Además, destaca la enorme presión que se ejerce sobre esa mujer para que sea prácticamente perfecta en su rol. Entonces, la falta de nutrientes como consecuencia del parto y la lactancia; el mal sueño y el aislamiento social de los primeros meses atentan contra el bienestar de las mamás.

Por otra parte, más factores se suman a esta soledad y desgaste: los cambios sociales hacen cada vez más difícil contar con la ayuda de familiares que colaboren con esas madres.


 

Serrallach añade en su más reciente libro, “La cura contra el desgaste postnatal” (Urano), cómo las primerizas son sometidas a juicio, incluso cuando las intenciones de los allegados que opinan al respecto son buenas. En ese sentido, recomienda “abrir un diálogo más saludable sobre expectativas y cuidados más realistas”.

Para el médico, las madres no reciben el apoyo emocional y social necesario cuando más lo requieren. Así, comenzó a indagar en otras culturas y sus cuidados postparto. Esto abarca dietas especiales, personas a cargo de hacer las compras y cocinar, además de otras que las apoyan para que puedan dormir y descansar.

A modo de ejemplos, Serrallach mencionó que en India, en la cultura ladakhi “cuando nace un bebé se designa a diez adultos que se encargarán de distintos aspectos de sus cuidados iniciales y de su posterior crecimiento”. Por su parte, entre los “indígenas norteamericanos las mujeres cuidan de la madre y del bebé, le dan de comer a la madre alimentos especiales, la atienden, la lavan, le preparan una cabaña de sudar y le hacen masajes”; esto durante diez a treinta días. La red que se teje alrededor de las madres en otras culturas, tal como se ve, nada tiene que ver con algunas de las visitas actuales, que sólo se centran en el niño y que, en vez de colaborar con este nuevo hogar en construcción, requieren ser atendidas como si en esa casa nada hubiera cambiado.

Sobre este período de modificaciones de todo tipo también hace alusión la psicóloga Ivana Moyano en “Volvernos padres. Propuestas para organizar nuestra vida durante el puerperio” (Atlántida). La licenciada sostiene que “hay episodios que, por su intensidad, son muy difíciles de transitar para el psiquismo. La llegada de los hijos es un acontecimiento de esa índole, porque cada niño que llega al mundo mueve la identidad de sus padres, quienes deben atravesar un largo proceso para poder asumir las funciones parentales”.

Moyano se refiere también a un aspecto fundamental de la vida actual femenina: la vuelta al trabajo. “En la mayoría de los casos de las mujeres que trabajan, las empresas reclaman su vuelta cuando ellas aún están puérperas”, menciona. Al mismo tiempo, añade: “La realidad del puerperio es exactamente opuesta a la del afuera de casa, especialmente la del trabajo remunerado”.

Finalmente, la psicóloga destaca que nadie nace madre ni padre sino que son funciones que se asumen con el paso del tiempo, dando paso a ese difícil proceso denominado crianza. Según la experta, como familiares, empleadores, amigos y demás, las mejores condiciones que se pueden generar alrededor de esto son respeto, apoyo, entendimiento y sostén emocional. “Si acompañamos amorosamente a las personas que están criando niños pequeños, seguramente tendremos mejores sociedades en el futuro”, concluyó.
 
Fuente: Entre mujeres.
Aporte: Ps.Sc. Noemi Escalada
Terapias Sexuales.