Los hijos pasan a ser prioridad y los temas de la pareja, sexualidad incluida, quedan “en suspenso”. ¿Cómo generar espacios de reencuentro y diálogo sin fracasar en el intento?
Nacen los hijos, somos una familia. Suele ser normal que el deseo decaiga instintivamente, para la supervivencia de nuestros cachorros. Ponemos toda nuestra libido allí, y aunque todos entendamos que es lo mejor que estamos haciendo por nuestros retoños, esto puede generar conflictos y hasta quiebres en la pareja.
Siempre es recomendable, durante el embarazo o incluso antes, hablar de las expectativas de cada uno, planificar (aunque luego haya que realizar algunos ajustes y flexibilizar un poco la exigencia) cómo nos vamos a manejar con el nacimiento de nuestros hijos. Qué estrategias implementar para, paulatinamente, ir recuperando espacios para la pareja.
Tanto las mujeres como los hombres necesitan su tiempo para acomodarse a partir de la llegada de los hijos. Las mujeres pasan por el puerperio, más de 40 días en los cuales los órganos que participaron durante el embarazo y el parto en volver a su lugar. Este período se extiende como psicológico alrededor del año o dos. Además de las hormonas revoloteando, el estado de ánimo es muy cambiante y la sensibilidad está a flor de piel porque su cuerpo está tomado literalmente por sus crías.
Por otro lado estamos los hombres, a los que se les anima a no quejarse y a no decir nada de lo que les pasa en esta situación que nos mueve las estanterías. Nos conecta con nuestra propia crianza e historia, con todos los miedos y preocupaciones acerca del sustento y la sensación de que el tiempo no pasa, a la vez que la pareja cada vez se va alejando más.
Si nos ponemos ansiosos y pensamos que recuperar espacios es algo que sucede de un día para otro, la frustración producida por apurar las cosas dañará más aún a la pareja, que de por sí inevitablemente va a estar herida.
¿Por qué? A causa de la idealización que cada cual elaboró sobre cómo espera que el otro se comporte durante el difícil tiempo del posparto y el acomodamiento de tener un hijo, con lo hermoso y lo difícil de esta situación, por todos los movimientos que implica.