
Falta de dólares, menor volúmen de producción y un fuerte atraso cambiario marcan el rumbo de la fruticultura en la región. Para Sabaddini, uno de los motivos recae sobre la pérdida de terrenos que cayó de 50.000 a 34.000 hectáreas disponibles para cultivo.
Además, el integrante de la CAFI destacó que el comercio de peras y manzanas no tiene manera de competir en el exterior y lo atribuyó al atraso cambiario actual.
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