El Fondo Monetario Internacional encendió luces amarillas sobre la economía de Argentina. En su último informe sobre el país sudamericano, publicado este lunes, los técnicos del organismo redujeron de 2,2% a 1,1% el crecimiento previsto para 2020 y elevaron de 1,2% a 1,3% la caída del PIB para este año.
El documento advirtió además que el ruido electoral puede generar nuevas turbulencias económicas, pero celebró que la austeridad fiscal y la férrea política monetaria aplicada por el gobierno de Mauricio Macri “está rindiendo sus frutos” en el combate contra la inflación.
El informe analiza los datos que una misión del FMI recogió entre el 11 y el 22 de mayo en Buenos Aires. De su resultado positivo dependía el quinto desembolso del rescate financiero acordado con Argentina el año pasado.
El gobierno dispondrá ahora de otros 5.400 millones de dólares de los 57.000 millones que el FMI dio a Macri para que pueda hacer frente a los vencimientos de su deuda externa y contener la depreciación del peso mediante intervenciones controladas del Banco Central. El Ejecutivo se comprometió a cambio a reducir a cero su déficit fiscal primario (anterior al pago de los intereses) y a luchar contra la inflación con una política de emisión cero y altas tasas de interés.
El Fondo dijo que esos compromisos se cumplieron y celebró la política oficial. “Las autoridades argentinas continúan mostrando un sólido compromiso con su programa de política económica, y han cumplido con todas las metas pertinentes en el marco del plan respaldado por el FMI. Si bien ha tomado tiempo, los esfuerzos realizados en materia de políticas están empezando a dar frutos”, dijo el Fondo. Según la lectura del equipo técnico, “los mercados financieros se han estabilizado, la posición externa y fiscal mejora y la economía está empezando a recuperase gradualmente de la recesión del año pasado”.
No todas, sin embargo, fueron buenas noticias. El Fondo advirtió que “los riesgos del programa son elevados” y que Argentina “sigue expuesta a brotes de volatilidad en los próximos meses”. “Lo más desafiante es la incertidumbre por el período electoral que se avecina”, destacó el texto.
El FMI no lo ha dicho, pero la incertidumbre refiere a un posible triunfo electoral del kirchnerismo en las primarias del 11 de agosto y en las generales de octubre, cuando Macri aspirará a la reelección frente a una fórmula integrada por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Si el binomio Fernández-Fernández hace una buena elección el próximo mes y pone en riesgo un triunfo de Macri, “la disminución de la confianza de los inversores podría trasladarse rápidamente a un aumento de la tasa de interés de los bonos y dificultades para hacer frente a las necesidades de financiamiento”, dijo el FMI. “También”, agregó, “podría generar cambios en los portafolios de los inversores, alejándolos de activos en pesos y eso presionaría sobre el tipo de cambio”.
La gran batalla de Macri ha sido, desde su llegada al poder en diciembre de 2015, contra la depreciación del peso y su contracara la inflación, una combinación que hizo estragos en su popularidad. La política de tasas altas, de hasta 70%, para contener la fuga de los inversores en pesos hacia el refugio del dólar devino en la paralización del consumo interno y una dura recesión económica. El FMI esperaba para este año una caída del PIB del 1,2% y ahora la ha elevado a 1,3%.
Para el año que viene, la previsión de crecimiento es muy modesta: 1,1%, la mitad de lo previsto hace tres meses y muy por debajo del 3,5% que el Gobierno de Macri proyectó en el presupuesto que envió al Congreso a finales del año pasado.
El FMI destacó que la inflación en Argentina “continúa alta”, pero con tendencia a la baja. Este martes, el gobierno difundirá el IPC de junio y se espera que esté por debajo del 3% mensual, una mejora respecto al 3,4% registrado en abril y muy por debajo de los meses más complicados de 2018, como septiembre (6,8%) y octubre (5,4%). El interanual registrado en abril pasado alcanzó el 55.8%, pero el FMI espera que en 2020 la inflación suba 30,5%, 2,5 puntos más que los cálculos del Ejecutivo argentino.